Alumni – Chevening Alumni México

Conoce a nuestros Cheveners

Rosamaría Velez

Para mí, Chevening no es una beca, sino todo un camino de vida. Todo empieza con los ensayos. Parecen inofensivos; cuatro preguntas, sobre liderazgo, networking, por qué UK y tu plan de vida, ¿qué tan difícil puede ser eso? Y la realidad es que, si las contestas bien, te embarcas en un viaje dentro de ti misma.

Jesús Ramírez

Cuando leí por primera vez el mensaje: “estamos muy felices de informarte…” en un correo que recibí de Chevening, fue el momento en que me di cuenta que los sueños sí se hacen realidad. Antes de postular a la beca Chevening, yo era una persona a la que le daba miedo compartir sus sueños. Creí que lo que quería lograr nunca sería posible.

Paola Schietekat

Soy Paola Schietekat, una mujer musulmana mexicana. Me crié en México pero también me hice de hogares en siete otros países del mundo, muchos de ellos en Medio Oriente. Actualmente vivo en España, donde trabajo de manera remota como Economista Conductual Senior para Nudge Lebanon.

Sergio García

Gracias a Chevening viví un año increíble en el Reino Unido, conocí personas inspiradoras y estudié (e incluso trabajé) en la universidad de mis sueños por ser una de las más reconocidas en Ciencias de la Tierra del mundo.

Karla Patiño Leyva

Cuándo decidí que era momento de hacer un posgrado ¡no vi otra opción que no fuera Chevening! No solo porque el contexto socioeconómico de Reino Unido lo hacía el mejor lugar para estudiar mi programa, y porque contaba con la más amplía oferta académica para mi área de estudio en todo el mundo.

Ana Martínez Naquid

Chevening marcó un antes y un después en mi vida. Cumplí mi sueño más grande y al mismo tiempo me abrió la mente para descubrir nuevas ideas y realidades. Me ha motivado para pensar en la próxima meta a conquistar.

Aileen Selene Mazón

Mi vida dio un giro tremendo cuando fui becaria Chevening. No solamente tuve la oportunidad de estudiar algo que siempre quise estudiar, sino que también viví de cerca una cultura que, desde niña, ha sido fascinante para mí.

#IAmChevening

Soy Paola Schietekat, una mujer musulmana mexicana. Me crié en México pero también me hice de hogares en siete otros países del mundo, muchos de ellos en Medio Oriente. Actualmente vivo en España, donde trabajo de manera remota como Economista Conductual Senior para Nudge Lebanon. Llegué a ls ciencias conductuales durante mi maestría en la Universidad de Oxford, en donde aprendí sobre la multidisciplinariedad entre las políticas públicas, la economía, la psicología, la antropología y la estadística. Sin darme cuenta de que éste sería un giro para mi carrera, la beca Chevening me abrió espacios para aprender con las mejores herramientas y los mejores mentores, espacios que desafortunadamente todavía no existen en México o son extremadamente costosas.

El proyecto CAPF surgió justamente de esta inquietud respecto a la inaccesibilidad de herramientas valiosísimas para las políticas públicas en el Sur Global. Todos los gobiernos actuales hablan de políticas públicas basadas en la evidencia pero existen pocas iniciativas rigurosas, en parte, porque hace falta capacitar a las y los funcionarios. En 2024, México celebrará elecciones y por principio constitucional, la mitad de los cargos de decisión en los tres poderes deberán ser ocupados por mujeres.

Desafortunadamente, esto no implica por consecuencia directa un avance en la igualdad sustantiva, ya que las desigualdades estructurales muchas veces impiden que mujeres de ciertos perfiles accedan a importantes oportunidades de desarrollo. El proyecto de Economía Conductual con Perspectiva de Género, en colaboración con Incubadora Míticas, pretende ser un paso en la dirección correcta para cerrar esta brecha.

Invito a cualquier persona que crea que las cosas pueden hacerse de mejor manera (desde el ámbito que sea) a postularse a Chevening. Muchas personas dudan de si sus notas son suficientemente altas o sus primeros trabajos suficientemente prestigiosos como para ser considerados por Chevening, pero la verdad es que la beca ve más allá de un promedio perfecto o una firma de renombre. Lo más importante es que puedas contar tu historia de manera genuina para que el comité seleccionador pueda distinguir el impacto que puedes llegar a tener en las causas que te son importantes.

“Cuando leí por primera vez el mensaje: “estamos muy felices de informarte…” en un correo que recibí de Chevening, fue el momento en que me di cuenta que los sueños sí se hacen realidad. Antes de postular a la beca Chevening, yo era una persona a la que le daba miedo compartir sus sueños. Creí que lo que quería lograr nunca sería posible.

Han pasado ya varios meses desde que me convertí en Chevener. Estoy seguro de que todas las personas que iniciamos esta aventura juntas y que representamos a más de 160 países, llegamos al Reino Unido con sueños y metas que cumplir. Las ambiciones son aquellos sueños que a veces nos asustan. Tenemos miedo de volar y caer. Pero si algo he aprendido en mi #CheveningJourney es que no hay nada malo en caer: lo realmente valioso es emprender el vuelo.

Les aseguro que mi vuelo ha comenzado y me ha enseñado cosas maravillosas a lo largo del camino. Me ha ayudado a descubrirme y a redescubrirme. Me ha demostrado de lo que soy capaz de lograr. Gracias Chevening ya no tengo miedo de decir en voz alta cuáles son mis ambiciones.

Anteriormente, la única ambición que tenía era ser profesor. Pero en el camino descubrí otras pasiones y mejoras que quería lograr en mi país. Comencé a crear espacios para docentes, donde se sintieran apoyadas y apoyados y en donde pudieran compartir sus historias y conectarse entre sí.

Ahora reconozco que ya no sólo quiero ser maestro; quiero ayudar a todas y todos los profesores de mi país a ser la mejor versión de sí mismos.

Ahora que he estado en el Reino Unido no he dejado de soñar porque me he dado cuenta de que puedo lograr cualquier cosa que me proponga. Gracias a esta experiencia inolvidable y a los conocimientos que he ido adquiriendo en mi maestría, me siento más seguro de mí mismo. Ya no siento que sea una locura querer trabajar en política educativa, mejorar el sistema educativo y desarrollar una reforma educativa que apoye el crecimiento y desarrollo educativo en mi país.

Además, ser secretario de educación de mi estado ya no suena descabellado. Tampoco parece una locura decir que algún día podría convertirme en el responsable del programa de Chevening en mi país, ayudando a seleccionar y apoyar a la próxima generación de agentes de cambio.

Se lo debo todo a Chevening por impulsarme a volar más alto cada día.

Para mí, Chevening no es una beca, sino todo un camino de vida. Todo empieza con los ensayos. Parecen inofensivos; cuatro preguntas, sobre liderazgo, networking, por qué UK y tu plan de vida, ¿qué tan difícil puede ser eso? Y la realidad es que, si las contestas bien, te embarcas en un viaje dentro de ti misma, que ayuda a unir los puntos de tu vida, para cuestionarte cosas esenciales y darle un norte a tu proyecto profesional.

El proceso en sí mismo es también una prueba de resiliencia. No solo la espera mientras te dicen si te dan la beca o no, sino incluso ya que te la ganaste. Hay que aprender a convivir con la incertidumbre de no tener del todo claro cuándo ni cómo te vas a ir. Pero todo vale la pena. Mi año de maestría en Londres fue una especie de redespertar. Si lo pudiera resumir en dos palabras, fue un “cuestionarme todo”. En las clases, replantearme absolutamente cada punto de una política pública, el si las cosas se llaman de una forma o de otra y qué implicaciones tiene esto. Y lo académico fue solo la puerta de entrada para cuestionarme el mundo y la forma de vivir la vida, a través de las infinitas conversaciones con las personas de todo el mundo que conocí.

Mi consejo para alguien que quiera aplicar a Chevening es ¡que lo haga! Quiero decir, el solo hecho de recorrer el camino de la aplicación, ya es ganancia. De modo que no hay absolutamente nada que perder en aplicar. Solo hay que tener la valentía de emprender ese viaje, que, sin duda, no te dejará igual que antes.

El proyecto de Economía del comportamiento y perspectiva de género que estamos haciendo actualmente con el CAPF, no se me ocurrió a mí. Es fruto de un esfuerzo conjunto que vengo haciendo desde hace casi 3 años, con mis 3 socias en Incubadora Míticas, donde nos quebramos la cabeza por encontrar nuevas formas de ayudar a mujeres a que lleguen a puestos de liderazgo y por redefinir la perspectiva de género en las empresas y en las instituciones públicas. Los sesgos, discriminación y violencia de género están tan tatuados en nuestra cultura, que hacía mucho sentido abordarlo desde la economía del comportamiento, con la súper experta y admirable Pao Schietekat; entonces decidimos trabajarlo juntas. La idea es abordar el problema de raíz -- o al menos, parte de ella-- e incidir en los comportamientos que causan las desigualdades. Desde que empezamos con Míticas, queríamos hacer algo con mujeres indígenas y vimos que este programa, precisamente por el componente de economía conductual, era ideal para que lo tomaran mujeres indígenas, afrodescendientes o con alguna discapacidad y nos pusimos la meta de que al menos 30% de nuestras participantes, fueran de alguno de esos grupos. ¡Y lo logramos! Estamos felices con eso.